por Paco L.

Dedicado a un niño muerto en la guerra

¿Que guerra?

-cualquier guerra-

En Israel, Palestina, Siria…

 

 

Si fueras mi hijo:

Te diría que no entiendo esta vida.

Fuiste concebido con amor y con mas amor recibido,

fue mucha la inquietud de tus padres porque llegaras sano a este mundo.

Te diría que nada era comparable al alivio y la alegría de verte tan chiquitín,

-el mas guapo del mundo -,

el sentimiento de tomar tu dedito y ver como intentabas abrir los ojos a este mundo

que hoy sin darte tiempo a crecer te han cerrado.

Te diría que fueron muchas tus travesuras y también muchos los sustos

pero que todo se compensó con tu risa,

con la alegría de verte feliz correteando por las calles.

Te diría que para mi nada podía compararse con el abrazo de tu cuerpecito,

con llevarte en brazos o a cuestas

y con tus besos,

con llevarte de la mano, con tirarte la pelota,

con la forma en que desde allá abajo me mirabas.

Con llevarte… siempre seguro.

Tantas esperanzas y planes para ti:

…serías el mejor de los futbolistas, el mejor de los pilotos, el mejor del mundo…

Tus padres te querrían siempre.

Hoy, de repente no eres más que un recuerdo para nosotros,

y rotos de dolor no tenemos fuerzas, ni queremos saber quien lo hizo.
A nuestros ojos no les quedan más lágrimas que verter.
Más de mil veces ¿por qué?

La respuesta que queremos creer, la que necesitamos creer, la única que pudimos hallar, es:  Que quizás Dios haya querido apartarte del sufrimiento de este mundo, que Él te tomó también de la mano para que estuvieras siempre seguro, que fueras uno de Sus ángeles, un pequeño querubín con la cara sucia.

Y nosotros mientras aquí morimos de dolor por tu ausencia.

Esto te diría si fueras mi hijo. Esto te digo porque eres mi hijo.